Todavía estaba hablando, cuando se presentó un grupo; el llamado Judas, uno de los Doce iba el primero, y se acercó a Jesús para darle un beso. Jesús le dijo:“Judas, ¿con un beso entregasalHijodelhombre?”.Viendolos que estaban con él lo que iba a suceder, dijeron: “Señor, ¿herimos a espada?”.Y uno de ellos hirió al siervo del Sumo Sacerdote y le llevó la oreja derecha. Pero Jesús dijo:“¡Dejad! ¡Basta ya!”. Y tocando la oreja le curó. Dijo Jesús a los sumos sacerdotes, jefes de la guardia del Templo y ancianos que habían venido contra él:“¿Cómo contra un salteador habéis salido con espadas y palos? Estando yo todos los días en el Templo con vosotros, no me pusisteis las manos encima; pero esta es la hora y el poder de las tinieblas”.
Del Evangelio según San Lucas 22, 47-53
La Traición
Sutil entre la fronda el aire ondea, haciendo murmurar el huerto espeso que ve, mudo testigo, el falso beso de Judas a Jesús de Galilea.
La calma que se mece en el ambiente comulga con la luz, dorado broche del disco rutilante de la noche, que brilla en el espacio suavemente.
Antorchas y linternas…. La traición del ósculo falaz y el memorable momento en que comienza la Pasión.
Malvado centurión sus manos ata… ¡Negocio empedernido y miserable tasado en la escarcela de la plata!
J. Ruipérez Peragón. Revista de Semana Santa. 1946.
Paso del Ósculo
A envilecerse comenzó la plata entre olivos, sayones y tristeza nunca tan bajo se sumió vileza como en aquella noche tan ingrata…
Beso infame, villano, se desata mintiendo amor, hipócrita crudeza, cobarde delación, ruin sutileza, inicuo proceder que desbarata…
Esos treinta latidos de agonía pulsaban, inclementes, la conciencia con íntimas punzadas fuertes, mudas;
Delatora y fatal melancolía que impidió confiar en la clemencia de Aquel a quien con beso entregó Judas.